CONSAGRACIÓN A LA INMACULADA CONCEPCIÓN

¿Por qué consagrarse a la Inmaculada?

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¿Por qué consagrarse a la Inmaculada?

El triunfo de la Inmaculada significa el triunfo de la pureza de María sobre la corrupción del Enemigo que tienen al mundo enfermo y confundido.

Consagrarnos a la Inmaculada Concepción significa participar en ese triunfo con la renuncia personal radical a Satanás con sus perfidias, al mundo con sus engaños y a la carne con sus debilidades y el acogimiento en nuestras almas de las promesas que Dios nos hizo a través de María: “Y enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya”Gn 3, 15.

Nosotros queremos ser simiente de María y convertirnos en fiel reflejo de Jesús y solo naciendo de nuevo en su seno Inmaculado lo podremos conseguir.

La Virgen María fue concebida sin pecado original y se mantuvo fiel durante toda su vida a esa gracia que recibió de Dios. De la misma manera, nosotros al consagrarnos a Ella, le pedimos poder morir al pecado y renacer con Cristo a una nueva vidaSe lo pedimos para nosotros lo pedimos para nuestras familias, para la Iglesia y para nuestra Patria.

La consagración a la Inmaculada Concepción es un camino de conversión que nos permite estar realmente preparados para aceptar a Cristo en todos sus misterios, desde su concepción virginal hasta su muerte en Cruz y su resurreción.

Quien acepta a la Inmaculada como Madre y Señora, acepta a Jesucristo como Rey del universo, porque sin Jesús no hay María y sin María no hay Cristo. Ambos son parte inseparable de nuestra perigrinación por esta vida como hijos de Dios.

Con nuestra consagracion decimos “SI” como María a:

  • Renunciar al pecado y hacer la voluntad de Dios por el bien nuestro y el de nuestros hermanos.
  • Aceptar la penitencia y la purificación necesarias para tener el alma preparada para recibir a nuestro Señor por amor.
  • Ofrecerle a nuestra Madre y a través de Ella a Dios nuestros bienes, obras y oraciones con total confianza y para un fin superior.
  • Poner como fin principal de toda nuestra vida, según nuestro estado, el triunfo de la Inmaculada en el mundo y con ello el Reinado de  Cristo nuestro Señor.
¿Quién se puede consagrar a la Inmaculada?

Todas las personas mayores de edad o menores bajo el consentimiento de sus padres.

No importa tu estado o condición, laico o consagrado, puedes hacer esta sencilla consagración leyendo bien los demás apartados donde explica las gracias que le pides a la Virgen y a lo que de corazón de comprometes

Gracias y frutos de la Consagración

Con esta consagración le pedimos a Dios por intercesión de la Virgen María las siguientes gracias:

  • Poder amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como Ella así los amo.
  • Tener a la Inmaculada como Madre como la tuvo Jesús, que nos acompañe en nuestras tribulaciones, pena y también en nuestras alegrías y que nos venga a socorrer en el momento de nuestra muerte.
  • Poder reproducir en nosotros su abnegación y sus excelsas virtudes que tanto le agradan a Dios y que la hacen vaso espiritual de todas las gracias.
  • Poderle llevar también a nuestros hijos y familiares para que en ellos se produzca los mismos dones de conversión.
  • Poder encontrar nuestro camino y nuestra verdadera vocación en la vida y serle fiel a pesar de las pruebas y de la tribulación.
  • Poder llevarle muchas almas que se consagren a la Inmaculada Concepción y acepten a Cristo como su Rey y Señor.
  • Llenarnos de dolor por nuestros pecados y por los del mundo entero, de espíritu de penitencia y de reparación para mayor gloria de Dios y salvación de las almas.
  • Amar y custodiar al Verbo Encarnado en la Santa Eucaristía con el mismo fervor y cuidado que Ella tuvo con Él durante su vida.
  • Recibir el don de la contrición y de la conversión perfecta.
  • Que nuestras obras sean agradables a Dios y que den más gloria a la Iglesia.
  • Interceder por la Santidad y purificación de la Iglesia, de nuestra Patria y de nuestras familias.
  • Participar estrechamente con nuestro Señor Jesucristo y con nuestra Madre en la conversión del mundo y convertirnos en misioneros del mensaje de la Salvación por el mundo.
¿Cómo realizar la consagración?

De una forma muy sencilla. Siguiendo la preparación que tendrá lugar normalemente antes del día 8 de Diciembre (Festividad de la Inmaculada) y en otras festividades marianas(Festividad de la Anunciación).

Puedes hacerla solo, en familia o animar a tu párroco o grupo de oración a que la realicen.

La preparación consta de 30 días y el rezo del Santo Rosario diario si es posible cada día. También es importante estar en estado de Gracia haciendo un examen de conciencia profundo, la contrición de nuestros pecados y una buena confesión.

El primer día de la preparación puedes escribir tus intenciones en un sobre y ponerlos a los pies de una imagen de la Virgen María en tu casa.

Para esta consagración también puedes añadir el nombre de tus familiares, de tu ciudad, región o pais.

Si tienes dudas puedes escribirnos a contacto@ligasantadeoracion.es

 

Santos a los que nos encomendamos

San José

San Gabriel

Santa María Goretti

San Antonio de Padua

Santa Beatriz de Silva

San Maximiliano Kolbe

Santa Teresita de Lisieux

 

 

San Pio de Pietrelccina

FORMULARIO PARA RECIBIR TU MEDALLA Y DIPLOMA

CUARTO DIA , MARÍA, LA MUJER SIN PECADO

INVOCACIÓN INICIAL

Virgen María, Inmaculada Concepción, patrona de España,

te saludamos y acudimos a ti que permaneciste siempre Virgen, siendo la Madre del Verbo encarnado, Dios y Salvador,  nuestro Señor Jesucristo. Que, por su singular elección, en atención a los méritos de tu Hijo, fuiste redimida de modo más sublime, preservada inmune de toda mancha de culpa original y que superas ampliamente en don de gracia eximia a todas las demás criaturas. Venimos a rogarte por nosotros, nuestras familias y nuestra nación (nombro mi nación) y todas las naciones.

V./ Oh María sin pecado concebida. 

R./ Rogad por nosotros que recurrimos a vos. 

Unidos a ti y proclamando las maravillas que Dios obró en su humilde esclava; decimos:

 V/. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. R/. Como era en el principio ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

MEDITACIÓN

De la Catequesis de Juan Pablo II (29-V-96)

La absoluta enemistad puesta por Dios entre la mujer y el demonio exige, por tanto, en María la Inmaculada Concepción, es decir, una ausencia total de pecado, ya desde el inicio de su vida. Era conveniente que, al igual que Cristo, nuevo Adán, también María, nueva Eva, no conociera el pecado y fuera así más apta para cooperar en la redención. El pecado, que como torrente arrastra a la humanidad, se detiene ante el Redentor y su fiel colaboradora. Con una diferencia sustancial: Cristo es totalmente santo en virtud de la gracia que en su humanidad brota de la persona divina; y María es totalmente santa en virtud de la gracia recibida por los méritos del Salvador, que la preservó del pecado

 ORACIÓN FINAL

¡Virgen Inmaculada! Tu intacta belleza espiritual es para nosotros manantial vivo de confianza y esperanza. Tenerte como Madre, Virgen santísima, nos alienta en el camino de la vida como prenda de salvación eterna. Por eso, a ti, oh María, recurrimos confiados.

Rogamos por las intenciones de esta Cruzada

(hacemos un momento de silencio para que cada uno pida la gracia que desea alcanzar en esta novena)

Tras un breve silencio, se puede concluir con un rezo a la Virgen María. Recomendamos el rezo completo del Rosario de cada día.

 

 

QUINTO DIA , MARÍA, LA MUJER PRESERVADA DEL PECADO

INVOCACIÓN INICIAL

Virgen María, Inmaculada Concepción, patrona de España,

te saludamos y acudimos a ti que permaneciste siempre Virgen siendo la Madre del Verbo encarnado, Dios y Salvador,  nuestro Señor Jesucristo. Que, por su singular elección, en atención a los méritos de tu Hijo fuiste redimida de modo más sublime, preservada inmune de toda mancha de culpa original y que superas ampliamente en don de gracia eximia a todas las demás criaturas. Para rogarte por nosotros, nuestras familias y nuestra nación (nombro mi nación) y todas las naciones.

V./ Oh María sin pecado concebida. 

R./ Rogad por nosotros que recurrimos a vos. 

Unidos a ti y proclamando las maravillas que Dios obró en su humilde esclava; decimos:

 V/. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. R/. Como era en el principio ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

MEDITACIÓN

De la Catequesis de Juan Pablo II (5-VI-96)

Virgen Inmaculada, en ti, más humilde y excelsa que cualquier otra criatura, la gracia divina obtuvo una victoria plena sobre el mal. Tú, preservada de toda mancha de culpa, eres para nosotros, peregrinos por los caminos del mundo, modelo luminoso de coherencia evangélica y prenda validísima de esperanza segura. Virgen Madre, te lo suplico, vela sobre la Iglesia, sobre los pastores y los fieles, sobre las parroquias y las comunidades religiosas. Vela especialmente sobre las familias: que entre los esposos reine siempre el amor, confirmado por el Sacramento; que los hijos caminen por las sendas del bien y de la auténtica libertad; que los ancianos se vean envueltos de atenciones y afecto.

 ORACIÓN FINAL

¡Virgen Inmaculada! Tu intacta belleza espiritual es para nosotros manantial vivo de confianza y esperanza. Tenerte como Madre, Virgen santísima, nos alienta en el camino de la vida como prenda de salvación eterna. Por eso, a ti, oh María, recurrimos confiados.

Rogamos por las intenciones de esta Cruzada

(hacemos un momento de silencio para que cada uno pida la gracia que desea alcanzar en esta novena)

Tras un breve silencio, se puede concluir con un rezo a la Virgen María. Recomendamos el rezo completo del Rosario de cada día.

SEXTO DIA , MARÍA, LA MUJER AMADA DE DIOS

INVOCACIÓN INICIAL

Virgen María, Inmaculada Concepción, patrona de España,

te saludamos y acudimos a ti que permaneciste siempre Virgen siendo la Madre del Verbo encarnado, Dios y Salvador,  nuestro Señor Jesucristo. Que, por su singular elección, en atención a los méritos de tu Hijo fuiste redimida de modo más sublime, preservada inmune de toda mancha de culpa original y que superas ampliamente en don de gracia eximia a todas las demás criaturas. Para rogarte por nosotros, nuestras familias y nuestra nación (nombro mi nación) y todas las naciones.

V./ Oh María sin pecado concebida. 

R./ Rogad por nosotros que recurrimos a vos. 

Unidos a ti y proclamando las maravillas que Dios obró en su humilde esclava; decimos:

 V/. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. R/. Como era en el principio ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

MEDITACIÓN

De San Juan Pablo II sobre la Inmaculada Concepción en la visión de S. Maximiliano Kolbe

Amando a María honramos a Dios que la ha elevado a la dignidad de Madre del propio Hijo, hecho Hombre, y nos unimos a Jesucristo que la amó como a Madre; nunca la amaremos como Él la amó: «Jesucristo fue el primero en honrarla como a su Madre y nosotros debemos imitarle también en esto. Jamás lograremos igualar el amor con que Jesús la amó». El amor a María, es el camino más sencillo y más fácil para santificarnos, realizando nuestra vocación cristiana. El amor de que nos habla no es ciertamente sentimentalismo superficial, sino compromiso generoso, es donación de toda la persona, como él mismo nos ha demostrado con su vida de fidelidad evangélica hasta su muerte heroica.

 ORACIÓN FINAL

¡Virgen Inmaculada! Tu intacta belleza espiritual es para nosotros manantial vivo de confianza y esperanza. Tenerte como Madre, Virgen santísima, nos alienta en el camino de la vida como prenda de salvación eterna. Por eso, a ti, oh María, recurrimos confiados.

Rogamos por las intenciones de esta Cruzada

(hacemos un momento de silencio para que cada uno pida la gracia que desea alcanzar en esta novena)

Tras un breve silencio, se puede concluir con un rezo a la Virgen María. Recomendamos el rezo completo del Rosario de cada día.

SÉPTIMO DIA , MARÍA, LA MUJER QUE MEJOR AMÓ A DIOS

INVOCACIÓN INICIAL

Virgen María, Inmaculada Concepción, patrona de España,

te saludamos y acudimos a ti que permaneciste siempre Virgen siendo la Madre del Verbo encarnado, Dios y Salvador,  nuestro Señor Jesucristo. Que, por su singular elección, en atención a los méritos de tu Hijo fuiste redimida de modo más sublime, preservada inmune de toda mancha de culpa original y que superas ampliamente en don de gracia eximia a todas las demás criaturas. Para rogarte por nosotros, nuestras familias y nuestra nación (nombro mi nación) y todas las naciones.

V./ Oh María sin pecado concebida. 

R./ Rogad por nosotros que recurrimos a vos. 

Unidos a ti y proclamando las maravillas que Dios obró en su humilde esclava; decimos:

 V/. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. R/. Como era en el principio ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

MEDITACIÓN

De San Juan Pablo II sobre la Inmaculada Concepción en la visión de S. Maximiliano Kolbe

Todo lo que existe es reflejo del amor libre de Dios, y por esto, toda criatura traduce, de algún modo, su esplendor infinito. De manera especial el amor es el centro y la cumbre de la persona humana, hecha a imagen y semejanza de Dios. María Inmaculada, la más elevada y perfecta de las personas humanas, reproduce de modo eminente la imagen de Dios y ha sido hecha, por lo tanto, capaz de amarlo con intensidad incomparable como Inmaculada, sin desviaciones o disminución. Es la única esclava del Señor (cf. Lc 1,38) que con su fíat libre y personal responde al amor de Dios, realizando siempre cuanto le pide. Lo mismo que la de toda criatura, su respuesta no es autónoma, sino que es gracia y don de Dios; en esta respuesta está implicada toda su libertad,  la libertad de Inmaculada.

 ORACIÓN FINAL

¡Virgen Inmaculada! Tu intacta belleza espiritual es para nosotros manantial vivo de confianza y esperanza. Tenerte como Madre, Virgen santísima, nos alienta en el camino de la vida como prenda de salvación eterna. Por eso, a ti, oh María, recurrimos confiados.

Rogamos por las intenciones de esta Cruzada

(hacemos un momento de silencio para que cada uno pida la gracia que desea alcanzar en esta novena)

Tras un breve silencio, se puede concluir con un rezo a la Virgen María. Recomendamos el rezo completo del Rosario de cada día.

OCTAVO DIA , MARÍA NOS LLEVA A JESÚS

INVOCACIÓN INICIAL

Virgen María, Inmaculada Concepción, patrona de España,

te saludamos y acudimos a ti que permaneciste siempre Virgen siendo la Madre del Verbo encarnado, Dios y Salvador,  nuestro Señor Jesucristo. Que, por su singular elección, en atención a los méritos de tu Hijo fuiste redimida de modo más sublime, preservada inmune de toda mancha de culpa original y que superas ampliamente en don de gracia eximia a todas las demás criaturas. Para rogarte por nosotros, nuestras familias y nuestra nación (nombro mi nación) y todas las naciones.

V./ Oh María sin pecado concebida. 

R./ Rogad por nosotros que recurrimos a vos. 

Unidos a ti y proclamando las maravillas que Dios obró en su humilde esclava; decimos:

 V/. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. R/. Como era en el principio ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

MEDITACIÓN

De San Juan Pablo II

La Inmaculada nos invita a no detener nuestra mirada en ella e ir más allá, penetrando, en la medida de nuestras posibilidades, en el misterio en el que fue concebida, es decir, el misterio de Dios uno y trino, lleno de gracia y fidelidad. Al igual que la luna brilla gracias a la luz del sol, así el esplendor inmaculado de María es totalmente relativo al del Redentor. La Madre nos remite al Hijo; pasando por ella se llega a Cristo.

“Para adquirir confianza y dar sentido a la vida, los hombres necesitan encontrarse con Cristo. Y la Virgen es una guía segura para llegar a la fuente de luz y amor que es Jesús: nos prepara para el encuentro con él. El pueblo cristiano ha comprendido sabiamente esta realidad de salvación y, dirigiéndose a la “Toda Santa”, con confianza filial la implora así: “Después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente! ¡Oh piadosa! ¡Oh dulce Virgen María!”

 ORACIÓN FINAL

¡Virgen Inmaculada! Tu intacta belleza espiritual es para nosotros manantial vivo de confianza y esperanza. Tenerte como Madre, Virgen santísima, nos alienta en el camino de la vida como prenda de salvación eterna. Por eso, a ti, oh María, recurrimos confiados.

Rogamos por las intenciones de esta Cruzada

(hacemos un momento de silencio para que cada uno pida la gracia que desea alcanzar en esta novena)

Tras un breve silencio, se puede concluir con un rezo a la Virgen María. Recomendamos el rezo completo del Rosario de cada día.

NOVENO DIA , MARÍA, LA MUJER DE LA NUEVA CREACIÓN

INVOCACIÓN INICIAL

Virgen María, Inmaculada Concepción, patrona de España,

te saludamos y acudimos a ti que permaneciste siempre Virgen siendo la Madre del Verbo encarnado, Dios y Salvador,  nuestro Señor Jesucristo. Que, por su singular elección, en atención a los méritos de tu Hijo fuiste redimida de modo más sublime, preservada inmune de toda mancha de culpa original y que superas ampliamente en don de gracia eximia a todas las demás criaturas. Para rogarte por nosotros, nuestras familias y nuestra nación (nombro mi nación) y todas las naciones.

V./ Oh María sin pecado concebida. 

R./ Rogad por nosotros que recurrimos a vos. 

Unidos a ti y proclamando las maravillas que Dios obró en su humilde esclava; decimos:

 V/. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. R/. Como era en el principio ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

MEDITACIÓN

S. Juan Pablo II, 1 de diciembre de 2003

Dios ha querido dar a la criatura humana la vida en abundancia, condicionando, sin embargo, su iniciativa a una respuesta libre y amorosa. Al rechazar este don con la desobediencia que llevó al pecado, el hombre interrumpió trágicamente el diálogo vital con el Creador. Al “sí” de Dios, fuente de la plenitud de vida, se opuso el “no” del hombre, motivado por su orgullosa autosuficiencia, precursora de muerte. La humanidad entera quedó implicada seriamente en esa cerrazón con respecto a Dios. La Inmaculada Concepción anticipa el enlace armonioso entre el “sí” de Dios y el “sí” que María pronunciará con total abandono, cuando el ángel le lleve el anuncio celestial. Su “sí”, en nombre de la humanidad, volverá a abrir al mundo las puertas del Paraíso, gracias a la encarnación del Verbo de Dios en su seno por obra del Espíritu Santo. Aquí está la clave de bóveda de la historia: con la Inmaculada Concepción de María comenzó la gran obra de la redención, que se actuó con la sangre preciosa de Cristo. En él, toda persona está llamada a realizarse plenamente, hasta la perfección de la santidad. Por tanto, la Inmaculada Concepción es la aurora prometedora del día radiante de Cristo, quien con su muerte y resurrección restablecerá la plena armonía entre Dios y la humanidad.

 ORACIÓN FINAL

¡Virgen Inmaculada! Tu intacta belleza espiritual es para nosotros manantial vivo de confianza y esperanza. Tenerte como Madre, Virgen santísima, nos alienta en el camino de la vida como prenda de salvación eterna. Por eso, a ti, oh María, recurrimos confiados.

Rogamos por las intenciones de esta Cruzada

(hacemos un momento de silencio para que cada uno pida la gracia que desea alcanzar en esta novena)

Tras un breve silencio, se puede concluir con un rezo a la Virgen María. Recomendamos el rezo completo del Rosario de cada día.